Un "clasicómano" como el italiano Alessandro Ballan (Lampre) ha conseguido la victoria en la etapa reina de los Pirineos, con final en la estación de La Rabassa (Andorra), y se ha convertido en el sexto líder de la Vuelta a España. La séptima etapa, que ha resultado dantesca por el mal tiempo, ha dejado el aviso de Alberto Contador al resto de los favoritos y las muestras de debilidad de Alejandro Valverde, que sufrió una "pájara" y ha cedido un minuto a sus rivales.

L D (EFE) Ballan, de 28 años, materializó su golpe doble en la Vuelta en el ascenso definitivo a La Rabassa, donde dejó la compañía de tres compañeros de fuga. Entró en solitario con un tiempo de seis horas, quince minutos y 51 segundos después de cubrir el recorrido más largo de la presente edición, con 223 kilómetros entre Barbastro y Andorra.

El español Ezequiel Mosquera (Xacobeo Galicia), quinto el año pasado, saltó del grupo de favoritos y entró a 2:42 minutos de Ballan, tres segundos antes que Alberto Contador, que atacó en el último kilómetro para soltar la compañía de Joaquín Rodríguez, Levi Leipheimer, Igor Antón y Carlos Sastre, que cruzaron a 2:50. Todos en un puñado de segundos, menos Alejandro Valverde, el damnificado de una jornada dura, fría y desapacible. 'Balaverde' se quedó sin pólvora en el ascenso de 16,3 kilómetros que conducía a la inédita cima andorrana. Cruzó tocado después de sufrir un serio desfallecimiento. "He llegado apajarado", decía el campeón de España, que regaló un minuto a un Alberto Contador que, además, se ha visto recompensado con ocho segundos de bonificación.

El primer asalto pirenaico no produjo destrozos irreparables, pero demostró que Mosquera quiere luchar por el podio y que Contador está más fresco que Sastre y Valverde. Aguantaron Igor Antón, Dani Moreno y Leipheimer, que estuvo al servicio de su líder, como prometió. El holandés Robert Gesink (Rabobank) no cruzó con los mejores, lo mismo que el francés Sylvain Chavanel, que se ha despedido del maillot oro hasta una nueva ocasión.

Ballan, un gigante de 1,90 metros que se aleja bastante del prototipo de escalador, se pone al frente de la general destrozando cualquier pronóstico. El vencedor de la Vuelta a Flandes en 2007 ocupa el primer escalón del podio con un minuto de ventaja sobre Leipheimer y 1:21 respecto a Chavanel. En la zona caliente, el que manda es Alberto Contador, en la cuarta plaza, a 1:34 de Ballan pero al frente de la lista de favoritos. Valverde retrocede al quinto puesto, a 2:06 del líder, mientras que Carlos Sastre es sexto a 2:27. Los tres principales activos del ciclismo español siguen en el margen de un minuto. Ezequiel Mosquera, Igor Antón y Dani Moreno completan la lista de españoles entre los diez primeros.

El reciente recuerdo del calor en tierras andaluzas y manchegas se apagó con la lluvia pirenaica. Día de perros de principio a fin, de abundante agua, frío (7 grados en las cimas) y niebla. Condiciones penosas que no cohibieron las ambiciones de los aventureros. En el kilómetro 18 se independizaron del pelotón cinco corredores: los españoles Xavier Zandio (Caisse d'Epargne) e Iñigo Landaluze (Euskaltel), el italiano Alessandro Ballan (Lampre), el holandés Marc De Maar (Rabobank) y el belga Gianni Meersman (Française de Jeux). El pelotón ni se inmutó y dejó hacer al quinteto de cabeza, que contó con una ventaja máxima de once minutos en el kilómetros 100. Los altos de Montllobar (segunda categoría) y de La Faidella (tercera) sirvieron para calentar las piernas en espera del punto clave de la etapa, La Rabassa, con doble paso.

El Cofidis de Chavanel apretó el ritmo, pero el Astana mostró sus intenciones a medida que se acercaba el primer ascenso a La Rabassa, cuya cumbre fue estrenada por De Maar, joven holandés nacido en Asen, ciudad que dará la salida a la Vuelta 2009, ya con la gestión francesa de ASO. El pelotón pasó a seis minutos de la cabeza. Alessandro Ballan lanzó el órdago en los primeros metros del ascenso definitivo. Todo o nada, con una jugosa renta de cinco minutos. El triunfo de etapa no la iban a discutir los nombres ilustres de la carrera, quienes apenas se atacaron entre sí.

Una aceleración de Mosquera puso sobre aviso a los favoritos. Valverde no iba en condiciones de disputar y el detalle no pasó inadvertido ante los ojos de Contador y Sastre. Los dos madrileños tensaron la cadena y comenzó el calvario del murciano. Gesink tampoco pudo fundirse al vagón de cabeza. Inalcanzable Ballan, el italiano se levantó de la bicicleta para celebrar su primera victoria en la Vuelta, con tranquilidad y tiempo para el deleite. El clasicómano ganó la partida a los escaladores.

La segunda etapa pirenaica, o la octava de la Vuelta, ofrece otro escenario para la batalla. Un recorrido de 150 kilómetros con cuatro puertos: tres de primera -el Cantó, la Bonaigua y Pla de Beret, donde está instalada la meta- y uno de segunda, el Enviny.

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