El corredor cántabro del equipo Cueva El Soplao consigue su primera Vuelta a Palencia.El chileno del Extremadura Sipuk Edison Bravo repite victoria de etapa, tras la polémica suscitada en la contrarreloj individual.

Hay muchas formas de disfrutar de la vida. Placeres que los humanos intentan satisfacer de diferentes formas. En un ciclista es cruzar la línea de meta con el jersey amarillo, como sucede en el Tour de Francia. En la Vuelta Ciclista a Palencia, ayer se vio la imagen de un sonriente Jesús Ezquerra cruzando la línea de meta vestido del color de los ganadores en el ciclismo. Brazos en alto para celebrar su primera ronda palentina.
No ha sido un camino fácil para el flamante campeón de la vuelta, pero él y sobre todo su equipo venían a Palencia para salir con el jersey amarillo. «Hay que trabajar para Ezquerra», comentaba el primer día de competición su compañero de equipo Julio Maiques. Y así ha sido. Con una estrategia dominadora, los componentes de Cueva El Soplao controlaron en todo momento las etapas, para que luego su líder rematara la faena en los momentos importantes, como fue la ascensión a El Golobar.
Con un minuto y siete segundos de ventaja, afrontaba el cántabro la última etapa de la ronda palentina. Dos rivales a seguir. Román Osuna (segundo clasificado) y Víctor Manuel Holgado (tercero) no dieron la carrera por perdida hasta que se cruzó la línea de meta, situada el Paseo La Julia.
Como también lo hizo Samuel Nicolás, que desde los metros iniciales buscó con ahínco la tercera posición de la general. Finalmente, los tres primeros no variaron sus puestos y entraron en el mismo grupo en la meta.
De los campeones siempre se dice que la suerte les tiene que acompañar, no tener un día malo, que respeten las lesiones o que no sufran una caída. Todo esto le acompañó a Ezquerra. A falta de 3,5 kilómetros se produce una multitudinaria caída en la cabeza del pelotón, donde se encuentran liderando la carrera los hombres de El Soplao. Gran parte del equipo se ve afectado, entre ellos el líder de la montaña, Gerardo Rienda, que terminó sangrando de la cabeza. Esa fue la suerte que necesitan los campeones para ser lo más grandes.
La etapa de ayer fue traicionera, ya que nadie iba a dar nada por perdido. Si bien la general parecía sentenciada, el resto de clasificaciones estaban abiertas. Esto se notó desde el primer kilómetro, donde los corredores metieron la quinta marcha y se olvidaron de que era el último día de jornada.
La etapa la ganó, por segundo día consecutivo, el chileno Bravo. El corredor se resarció de la polémica suscitada en la contrarreloj de Grijota y lanzó un duro ataque en los kilómetros finales. El chileno, que aún tenía fuerzas en la recámara, aguantó el tirón y señalándose su patrocinador ganó la última etapa

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