EL SUIZO PUDO CON BOONEN, COMPAÑERO DE FUGA

El suizo atacó al final y sacó 1:13 al belga, segundo

Cancellara dejó clavado a 15 km. de meta a su compañero de fuga, Tom Boonen, e inscribió su nombre por primera vez en el historial de la Vuelta a Flandes, la clásica de los "muros", que partió de Brujas y concluyó en Meerbeke después de 261,5 kilómetros de viaje.

En el penúltimo muro, Boonen, ganador de esta clásica en 2005 y 2006, no tuvo respuesta para el ataque de Cancellara, tres veces campeón mundial y una olímpico contrarreloj, que se fue como un obús hacia le meta y paró el cronómetro en 6h25:32. A 1:13 llegó Tom Boonen y la tercera plaza del podio, a 2:10, fue para otro belga, Philippe Gilbert.

No estaba en la Vuelta a Flandes Freire, vencedor, el mes pasado, por tercera vez de la Milán-San Remo. La fuga más importante había dejado arriba, a 75 km. de meta, a Boonen (Quick Step), Leif Hoste (Pharma-Lotto), Thor Hushovd (Cervelo), Matti Breschel y Cancellara (Saxo Bank), Lars Boom (Rabobank), Juan Antonio Flecha (Team Sky), George Hincapie (BMC) y William Bonnet (Bouygues Telecom).

Cancellara, que preparó a conciencia esta clásica en Fuerteventura, y Boonen, que buscaba su tercer triunfo, abrieron una pequeña brecha a 45 kilómetros de meta, todavía con cinco muros por delante: Quaremony (km 179), Koppenberg (189), Taaienberg (197), Grammont (246) y el Bosberg, a sólo once kilómetros de meta.

Por detrás, Georghe Hincapie tiraba del primer grupo perseguidor, una docena de corredores entre los que estaba Juan Antonio Flecha, el único español que ha subido al podio en esta clásica belga (fue tercero en 2008).

La inteligencia de Cancellara
Con potentes relevos y en perfecto acuerdo, Cancellara y Boonen fueron aumentando la diferencia, que era de 56 segundos a 25 km. de la llegada. Con solo dos muros por delante, el triunfo ya era cosa de dos. El segundo grupo se resignó a disputarse la tercera plaza.

Consciente de la superioridad de Boonen en el sprint, Cancellara hizo su apuesta en el penúltimo repecho, a 15 km. de meta. El belga se quedó clavado en una rampa del 20 por ciento sobre el pavés y vio como el suizo se iba irremediablemente hacia la victoria. Especialista en cabalgadas en solitario, el suizo se mostró imbatible en el último tramo. Tuvo tiempo de mostrar a la cámara un angelito dorado que llevaba en el maillot.

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