“Lo tengo claro, si mentalmente estoy preparado, que lo estoy, me va a tocar reivindicarme en todo momento, en cualquier época del año, sin parones, no me los puedo permitir". Así habla Óscar Pujol, el mismo que corrió para Cerveló en 2010, en la Lotto en 2011. Hoy sin equipo. Sus puños se oprimen, sus cejas se fruncen. Rabia, pundonor, clase. Todo agrupado en sus escasos 60 kilos de peso.

Pero se resiste a ceder, correrá donde le dejen. Mañana domingo en Madrid (Copa Madrileña de ciclocross), pasado...en Indonesia. Le llegó un e-mail hace unos días: "Me han contactado por facebook del Polygon, un equipo Indonesio. Me conocían del Tour de Singkarak, donde gané hace unos meses. De hecho un corredor suyo ganó el único maillot que dejé vacante en esa prueba. Querían que corriese con ellos una vuelta del 7 al 9 de diciembre, el Tour de Ijen. Dije rápidamente que sí. En poco tiempo nos pusimos con el papeleo, billetes... ¡así que allí voy!" Dice con aplomo.

Preguntado por sus opciones, no duda: "Ganar. No tengo otra. Hasta conseguir volver al profesionalismo es lo que me toca. He visto que una etapa acaba en un puerto que es un volcán, son 25km al 6,2 de media. Intentare darlo todo pero dadas las condiciones meteorológicas en Valladolid con el frío y la dificultad de entrenar en condiciones igual voy un poco justito...eso y que hace mucho que no subo un puerto. Crucemos los dedos, si la cosa sale puedo aspirar a la general" señala. Pero quiere ser prudente: "Correr en diciembre, que te avisen con una semana y media y estar al 100% es difícil".

Óscar no sólo es rápido en la carretera, también haciendo maletas: "Me ahorro llevar la bici, porque el sponsor es fabricante de bicicletas, pero me llevo mis componentes Rotor, pedales y sillín. Sobre mi vestuario tenía dudas, pregunté qué tiempo hacía, me dijeron que muy bueno, así que nada, unas chancletas, mi bañador de la suerte y bronceador" bromea.

Pero antes debe ir a Madrid: "estaba con ganas de correr en la Copa Madrileña después de mi victoria en una prueba de la Catalana y en Chicago, para que no se me enfade nadie" bromea de nuevo, aunque se justifica: "en realidad me viene bien correr allí, me lo tomaré como un entrenamiento serio, luego ducha y a coger mi avión".

Muchas horas de vuelo, treinta. No importa. Nada es un obstáculo para alguien que quiere, que desea y que puede volver al profesionalismo. Correr con rabia afina la forma. Y Óscar conoce esa sensación. De nuevo otra prueba, otra justificación. Tres etapas para decir que sí, que es un profesional. Así sea.

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