Del control al descontrol en tan sólo 50 kilómetros. Cuando parecía que no iba a pasar nada, pues va y pasa. Así es el Circuito Montañés. En la meta de ayer, en Maliaño, ganó el chileno-casi-asturiano Carlos Oyarzun (Supermercados Froiz), que superó con maestría y al sprint, al potente Sergi Escobar (Comunidad Valenciana), quien no se fue con las manos vacías. El ilerdense se hizo con el maillot de líder de la prueba. Ambos llegaron encabezando en un grupo de diez unidades que aventajó en más de un minuto al pelotón principal en el que llegó el hasta ayer líder, el holandés Martijn Keizer. Esta fuga se formó a menos de 50 kilómetros de la meta, y sólo el empuje y el corazón que le pusieron Oyarzun, Escobar, los colombianos Laverde y Chalapud y el checo Petrus la hicieron buena.
La calma y el control presidieron los primeros kilómetros de la primera etapa en línea, Santander-Maliaño, que arrancó con buen tiempo e incluso calor. Eso debió animar al segoviano Miguel Ángel Candil (selección española), que fue el primero en intentar la fuga en este Circuito 2010. Aquí cada uno busca protagonismo como puede. Pero no fue hasta el kilómetro 14 cuando se formó la primera escapada que hizo hueco. Antonio Olmo (Spiuk), Fabricio Ferrari (Caja Rural) se marcharon por delante. Antes de iniciar el asalto a La Montaña, primer puerto de la jornada, el dúo cabecero sacaba 1.15 a un pelotón que se lo tomaba con tranquilidad. Nada más descender el puerto de tercera categoría el pelotón aceleró con ganas, pero no llegó a cazar. Es más, a estos dos se unieron otros cuatro corredores (Eloy Ruiz, Xabier Zabalo, Antonio García y Sergio Casanova). Todos juntos marcharon en vanguardia durante 15 kilómetros aproximadamente, pero ahí se acabó lo que se daba. Por Pedreña y saludando al mar, el pelotón pasó estirado pero agrupado.
El siguiente en probar suerte fue Roman Osuna (Andalucía). Iba con mucha prisa el granadino porque en cinco kilómetros metió dos minutos al grupo. Por el alto de Ajo, Osuna seguía por delante y a su caza había saltado Adrián Alvarado (Extremadura). A este último le costó dar alcance al corredor del Andalucía, quien parecía no darse cuenta de que era mejor esperar a Alvarado y marchar en compañía. Pero en Argoños, la cabeza de carrera pasa de uno a dos. El ritmo creció en este tramo. La carrera se adentró en Santoña y por algunas de las calles de la villa se voló. Pero en la salida a la zona de los puentes, el viento frenó a los dos de cabeza. En el grupo, el Orbea se encargaba de dirigir. Los corredores que dirige Alexander Díaz tomaron posiciones alertados por el viento de costado que pegaba a la salida de Santoña. Fue tan bravo el acelerón que cuando la carrera llegó a Cicero uno de los escapados, Alvarado, estaba ya engullido por un pelotón sin piedad. Osuna no se resignó y siguió hacia adelante, aprovechando un nuevo parón del grupo.
Por Laredo, la ventaja del fugado era de un minuto. El pelotón mantenía las distancias sin más trabajo. Pero llegó la subida al alto de Seña y Osuna comenzó a sentir todo el peso de los casi 50 kilómetros escapado. Empezó a quedarse en la ascensión, al mismo tiempo que el ruso Roman Maikin pasaba junto a él como un 'sputnik', nunca mejor dicho. El veinteañero del Itera subió a un gran ritmo, con 30 segundos de ventaja sobre un pelotón, en el que los corredores del Café de Colombia tomaban posiciones. Lo que les gusta a estos colombianos una cuesta. Pues aquí se van a hartar.
La fuga del ruso empezó a morir en Colindres justo cuando se iniciaba la buena del día. Su promotor fue el manchego Arturo Mora. Otra vez el Caja Rural de Juanicorena demostrando sus ganas de hacerlo bien. A Mora se unieron Dimitry Ignatiev (Itera), Lubonir Petrus (Powerplus), Benjamín Padres (selección española) y Robinson Chalapud.
En Beranga (km 140), la diferencia de estos cinco era de 30 segundos con respecto a un grupo que no parecía estar conforme con la situación de la carrera. El catalán Sergi Escobar (Valencia), que el martes se había quedado con ganas de más protagonismo, saltó del pelotón. A su rueda se marchó Oyarzun (Froiz), un colombiano que se las sabe todas como es Luis Felipe Laverde (Colombia es Pasión), el francés Lelargue (Bretagne), el holandés Bulgac (Rabobank) y el ruso Novikov (Itera). A este grupo de corredores curtidos no le costó demasiado dar alcance al cuarteto de delante, del que ya se había descolgado Arturo Mora.
Por la localidad de Solares, el tiempo de ventaja de los diez escapados con respecto al pelotón era de 1.40. Ni Orbea ni caja Rural habían conseguido meter corredores y las cosas ahora si que se estaban complicando. Los navarros se pusieron a bloque a tirar para poder quitar tiempo. No consiguieron gran cosa. A diez kilómetros de meta la ventaja se mantenía casi intacta (minuto y medio).
Los últimos diez kilómetros, con la subida no puntuable al ato de La Morcilla de por medio, fueron un pulso entre los diez escapados y el pelotón. En cabeza había colaboración. Los colombianos Laverde y Chalapud, Oyarzun, Escobar y el checo Petrus no fallaban ni un relevo. Era casi imposible que el grupo echase abajo la fuga. Así fue. En la meta de Maliaño, los diez se la jugaron al sprint, aunque a decir verdad, el duelo fue entre Escobar y Oyarzun. El chileno le ganó la partida al catalán, pero ninguno de los dos perdió. Etapa para Oyarzun y liderato y revancha para Escobar. A más de un minuto, llegó el pelotón, al galope. El primer cántabro en la etapa, José Manuel Gutiérrez, llegaba allí metido. Ezquerra sufrió una caída en una criminal curva a 500 metros de meta, pero mantuvo ese maillot rojo que le acredita como el primero de los de esta tierra en la general.

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